Dicen que las grandes aventuras, son aquellas que alimentan el alma. Fue una experiencia inolvidable, vivir aquellos parajes naturales de costa, manglares, aldeas, los amanecer y atardeceres sin luces en el horizonte.Para todos fue muy especial, no solo por los parajes en sí, sino también por sus gentes. El viaje fue muy inmersivo y aventurero, sin perder en ningún momento la sensación de “está todo bajo control”, cosa que agradezco. Un viaje de muchísima calidad a nivel de organización, localizaciones y libertad de aventura con plena seguridad.