KIRGUISTÁN

Llegamos a Bishkek, la ecléctica capital del país, una ciudad que es nexo de culturas tradicionales con el legado de la Unión Soviética. Desde aquí, y sin perder un momento, saldremos a la carretera rumbo a los paisajes que tanto buscamos encontrar aquí: la naturaleza desbordante. 

Antes, pararemos en el Conjunto Arquitectónico de la Torre de Burana, los restos de una ciudad que data del siglo IX. Entre estos restos de minaretes y mausoleos, podremos conocer más sobre la mítica Ruta de la Seda que recorría antaño estas tierras. 

Una vez conocido este lugar, seguiremos rumbo al Valle de Chon Kemin, un frondoso valle de alta montaña, enclavado entre grandes cumbres nevadas.

Este es un lugar ideal para la práctica del rafting, ¿te atreves a vivir la experiencia de descender por sus aguas? (opcional)

Rumbo a la orilla norte del Lago Alpino que es el corazón del país, el Lago Issyk Kul. Siguiendo su orilla norte, con el horizonte omnipresente de sus aguas, haremos una parada para conocer la riqueza histórica del país, conociendo más sobre sus petroglifos muy abundantes en la región. Estos petroglifos son de gran valor histórico, y dejan constancia de escenas de caza y de la vida cotidiana en esta región. Los más antiguas datan alrededor del año 500 a.c.

Seguiremos, y alejándonos de la carretera principal y acercándonos a sus paisajes vírgenes, dirección a Kazajistán, nos dirigiremos a Karkara, rodeado de unas vistas y de un horizonte que nos dejará sin palabras, envueltos de naturaleza, donde haremos noche en acampada.

El camino de hoy, nos mostrará la potente belleza de Kirguistán, camino a Enilchek. Enilchek, ubicado en un lugar remoto y antaño repleto de vida, es hoy un pueblo fantasma enclavado en un lugar pintoresco como pocos, entre cumbres nevadas en mitad de la cordillera de Tian Shan, cerca de la frontera con Kazajistán y China.

Tras esta visita, pondremos rumbo a Karakol, la que posiblemente sea la ciudad más conocida de Kirguistán, después de su capital. Esta pequeña urbe, a orillas de las montañas, es famosa entre los kirguís para realizar deportes de invierno así como pasar un fin de semana relajado. 

Recorreremos la ciudad, conoceremos su Mezquita Dungan, uno de los edificios más llamativos de este lugar, con una arquitectura a medio camino entre la musulmana y la china, toda hecha de madera. Otro de los lugares imprescindibles es su iglesia ortodoxa, de la Santísima Trinidad, un lugar de culto de gran carga histórica y construido con madera que permanece intacta al paso del tiempo.

Cerca de Karakol, el Cañón de Djety - Oguz, conocido también como Cañón de los Siete Toros, por las imponentes formaciones rocosas de arenisca roja que presiden la entrada de la garganta, es un cañón que se abre paso por los frondosos bosques de abetos hasta llegar a sus zonas altas, despobladas de vegetación, donde familias nómadas traen a su ganado a pastar en los meses cálidos, cuando las nieves les dejan. 

Es un lugar ideal para realizar una pequeña caminata, conocer el entorno, y disfrutar de la naturaleza que este lugar nos brinda.

Seguiremos rumbo a la orilla sur del Lago Issyk kul, la orilla del lago más remota y despoblada. Dormiremos en tienda de campaña en las orillas de este bello paisaje.

Continúa la ruta por los paisajes únicos de la orilla sur del lago. Cogiendo un desvío nos sumergimos en un valle de gran belleza, es el área montañosa de Barskoon. Caudalosos ríos, agrestes paredes montañosas, bosques de abetos, nómadas a caballo con grandes manadas de caballos que conducen hasta las fronteras con China, y una bella cascada que decora todavía más el horizonte. Podremos caminar hasta la cascada inferior, o, quien quiera hasta la superior.

Seguiremos, rumbo al Sur, y nos adentraremos en uno de los lugares más emblemáticos de este país, a la vez que pintorescos, el cañón de Skazka, o “El cuento de Hadas” es un laberinto de formas y colores que enamoran, creados en arenisca roja, y que le otorgan al paisaje una energía mágica muy especial.

Después de este día tan intenso, llegaremos a la ciudad de Kochkor, donde haremos noche.

Seguimos rumbo a Naryn, importante ciudad del corazón de Kirguistán. Desde aquí, ponemos rumbo a las áreas más remotas del país por caminos d tierra, conduciendo entre pastizales llegamos a Kayndi, que nos lleva hasta el Valle de Ak Say. Nos encontraremos en una zona controlada por militares, donde tendremos que cruzar algún control, cerca de la frontera con China. Llegaremos a Kok Kyia y podremos dormir en yurtas de familias nómadas en un paisaje de una pureza total, de montañas y vistas privilegiadas.

Se abrirá ante nosotros el lago Kel Suu, el lago más pintoresco de este país, situado a más de 3500 metros de altura y entre paredones rocosos.

Hoy la jornada es para disfrutar de un entorno difícil de encontrar. Realizaremos la visita al lago y realizaremos una caminata por esta área remota de Kirguistán, para descubrir paisajes sorprendentes. Todo amante de la naturaleza y de montaña, disfrutará con esta jornada de inmensidad y silencio, en paisajes repletos de vida.

Nuestra aventura sigue y recorriendo caminos de gran belleza ponemos rumbo a uno de los lugares más misteriosos e históricos del país, Tash Rabat.

En las remotas montañas de Kirguistán, lejos de todo, una edificación muy particular se mantiene en pie desde el siglo XV. Esta era una parada de vital importancia durante la Ruta de la Seda. Este caravanseria nutría a los viajeros que transitaban esta antigua ruta comercial y funcionaba a modo de posada, con comidas tanto para viajeros como para animales. Estaban colocadas en lugares estratégicos y eran puntos de referencia en las antiguas rutas comerciales. 

Podremos entrar a este edificio antiguo y conocer su peso en la historia de la ruta de la seda.

Pasaremos la noche en yurtas.

Amanece en las laderas que rodean el Tash Rabat y salimos con dirección a el que es posiblemente el lugar más bello de Kirguistán, el lago Son Kul y la abundante vida nómada que puebla sus orillas. 

subiendo un imponente puerto de montaña, abandonaremos los poblados bosques y los ríos, y poco a poco, el paisaje pasará a ser infinitas praderas verdes salpicadas de yurtas.

Este es uno de los mejores lugares para conocer la vida del pueblo nómada Kirguiz,  que llega hasta estas tierras altas con su ganado para que pasten lo máximo posible antes de que regrese el duro invierno con temperaturas que fácilmente pueden llegar a 30 bajo cero y la nieve corta los caminos. 

Podremos conocer cómo es el día a día de las familias nómadas que viven a caballo entre los valles y las montañas, conocer su cocina tradicional, y pasar el rato bajo la misma yurta. También podremos dar un paseo por las orillas de este horizonte de postal y sentir la fuerza de este país, Kirguistán.

Hoy abandonamos las altas montañas y las laderas de las cumbres, y ponemos de nuevo, después de muchos días, rumbo a la civilización, a la ciudad.

Tendremos tiempo para conocer la capital, Bishkek, donde la modernidad se fusiona con el legado de la antigua Unión Soviética y con la tradición. Desde la concurrida y dinámica plaza, Ala- Too, hasta sus mercados y sus relajantes y verdes parques, esta ciudad es un mosaico de contrastes.

Fin del viaje.